Cuando luchamos para que las pequeñas y las grandes tristezas que nos acechan no se conviertan en un presente constante que nos nubla la mirada y nos achica el corazón, recurrimos usualmente a las lágrimas que no son otra cosa que tristezas en estado líquido que se expulsan por lo ojos. En otros casos nos construimos en el alma un cuartito secreto repleto de tristezas y al que acudimos a veces voluntariamente para sentirnos un poco solos y un poco vivos, porque las tristezas son manojos de sentimientos que en cierto momento nos permitieron hacernos un poco más humanos, un poco más sensibles y un poco más miedosos. Una tristeza no nos hace valientes, una tristeza nos insinúa con diplomacia lo débiles que podemos llegar a ser, lo vulnerable que se presenta nuestro corazón ante un hecho doloroso e irremediable como la muerte, lo implacable que es la realidad y lo desastrosos que pueden verse sus encantos cuando no llevamos puestos los cristales de la mentira. Cuando pienso en mis...
perdão, Rosa, mas me tocou comentar em português mesmo. porque é simples, singelo, mas não é simplório. porque texto e foto realmente se encontraram solidários na solidão. saudações.
ResponderBorrarOjalá un día esos pensamientos los ocupe quien realmente quieras que esté, el que sí que esté a tu alcance.
ResponderBorrarMagnífico y triste poema.
Besos
Hola Zeh:
ResponderBorrarNada que disculpar, mucho que agradecer, tu comentario me ha gustado muchísimo.
Querida María:
Ten la certeza de que los pensamientos tienen ya su destinatario de carne y hueso.
Abrazos,
Ana Rosa