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Mostrando las entradas de junio, 2010

Ensayo breve sobre la Historia

¿Qué sería lo primero que pensaría si me invitaran a hablar de Historia? Que me sabe a pudín de menta y chocolate, porque la menta me abre las vías respiratorias hasta el mismísimo cielo y el chocolate me envicia sin control alguno. ¡Ay, suspiro! La Historia me seduce, me amedrenta, me enamora, me maltrata… y no tengo más remedio que reconocer el poderío de su existencia. La historia de los últimos nueve años de mi país la he tenido que vivir de bien lejos, devorando noticias que aparecen a borbotones en la Web, llamando por teléfono a mi madre para corroborar datos, verificar fechas, almacenar hechos. Eso de que ojos que no ven, corazón que no siente es una pamplina mayúscula cuando se trata de historia. No puedo sino concederle a mis compatriotas que están en la Patria, la ventaja de la ubicuidad: ell@s están allá, yo estoy aquí, pero soy tan boliviana como ell@s y desde donde estoy lo proclamo. Me niego a resumir la historia de mi país en un par de líneas, sería impuro; pero me

Ensayo breve sobre la tristeza

Cuando luchamos para que las pequeñas y las grandes tristezas que nos acechan no se conviertan en un presente constante que nos nubla la mirada y nos achica el corazón, recurrimos usualmente a las lágrimas que no son otra cosa que tristezas en estado líquido que se expulsan por lo ojos. En otros casos nos construimos en el alma un cuartito secreto repleto de tristezas y al que acudimos a veces voluntariamente para sentirnos un poco solos y un poco vivos, porque las tristezas son manojos de sentimientos que en cierto momento nos permitieron hacernos un poco más humanos, un poco más sensibles y un poco más miedosos. Una tristeza no nos hace valientes, una tristeza nos insinúa con diplomacia lo débiles que podemos llegar a ser, lo vulnerable que se presenta nuestro corazón ante un hecho doloroso e irremediable como la muerte, lo implacable que es la realidad y lo desastrosos que pueden verse sus encantos cuando no llevamos puestos los cristales de la mentira. Cuando pienso en mis