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Mostrando las entradas de junio, 2020

DIARIO DE LA NUEVA NORMALIDAD - El síndrome del genio sin Aladino

A principios de año me compré una agenda. Una de color rojo como la sangre. A diferencia de otras que he tenido, esta trae siete días apiñados en una página doble y no un día por hoja con casi todas las horas de la jornada dispuestas a atiborrarse de citas y cosas por hacer. Por ende, este calendario es delgado y está prácticamente vacío. Cuando a veces recuerdo que existe, miro sus páginas con nostalgia de lo que no es ni será. Lo poco que he anotado en él se reduce a tres básicas informaciones: los días de mi periodo menstrual, los cumpleaños y las conferencias, reuniones y seminarios virtuales vía Zoom, WebEx, BBB, Meet o GoToWebinar a los que he asistido y asisto con desenfrenada frecuencia desde hace un par de meses. Y para arrancar con esto de encajar nuestra imagen en las dimensiones cuadráticas de la pantalla de la computadora, también ha sido preciso buscar los accesorios necesarios como una webcam y auriculares con micrófono, en mi caso. Vivimos el síndrome del genio, pero

DIARIO DE LA NUEVA NORMALIDAD - Destejer la normalidad

Hoy está de aniversario nuestra nueva normalidad. Una de ellas, porque al final de cuentas estamos hechos de cambios que se convierten en normalidades, en rutinas que mantenemos por largos o cortos periodos y que nos enseñan algo que debíamos aprender u olvidar. Son boletos que nos hacen transitar por momentos inesperados que hubiésemos querido evitar o que agradecimos por recibir. Son boletos que también nos llevan a recorrer esos momentos planeados que son esperados con ilusión o con ansias que pueden convertirse en impaciencias y desesperanzas. Hay de todo en esta viña de normalidades del Señor. Papá Oso cumple un año de estar viviendo de nuevo en Alemania y me puse a pensar que desde el momento en el que nos enteramos de que volveríamos a estas latitudes, ya habíamos empezado, sin saberlo o quererlo quizá, una nueva normalidad. Han sido doce meses sumamente intensos desde el 18 de junio de 2019. Es como si alguien hubiese comprimido las sensaciones, los sentimientos, los eventos y

DIARIO DE LA NUEVA NORMALIDAD - La serpiente

Martes, 16 de junio de 2020   Toda fuerza es igual a una masa por aceleración. ¿O era al revés? Mi cerebro les ordena de inmediato a mis oídos que dejen de escuchar semejantes palabrotas. Es física y es parte de lo que Papá Oso le explica al 13añero. Hoy fue su turno de ir al colegio. Apenas tuvo cuatro horas de clases y de paso una libre porque no lleva latín. Volvió contento, muy consciente de que le hacía falta tener contacto con sus compañeros. ¡Y cómo no! Esta nueva normalidad se ha ensañado con los niños; quizá el virus no les provoque los síntomas que presentan los adultos, pero les ha obligado a quedarse en casa, confinados y alejados de sus amigos, de los parques, de las canchas y otros espacios públicos. Así fue como hoy, antes del mediodía, estábamos otra vez los cuatro, madre, hijos y perro, juntos en la casa y de acuerdo con el trato de los chicos, era el turno del 11añero de sacar a Zeus a pasear. Cuando no habían pasado ni cinco minutos, ambos estaban de regreso. N

DIARIO DE LA NUEVA NORMALIDAD - Eugenia

Lunes, 15 de junio de 2020 Hoy hablé con Eugenia. Escuchar su voz me transportó de inmediato a la cocina del departamento que habitamos en Achumani hasta antes de migrar por segunda vez a Alemania. Recordé su cara redonda, su piel morena, sus trenzas interminables, sus reclamos cuando se me olvidaba comprar algo que ella necesitaba para cocinar o para limpiar. Mi buena Eugenia. El hada madrina de la casa, mi brazo derecho, el izquierdo y mis dos piernas en La Paz. ¡Cómo la extraño! ¡Cuánto le agradezco que se haya hecho cargo de nuestro hogar como si hubiese sido el suyo! ¡Que haya cuidado de nuestros hijos cuando era necesario! ¡Que también haya adoptado a Zeus en la casa, aunque la llevara como bandera al viento cuando lo sacaba a pasear! ¡Qué alegría tan auténtica la de mis hijos y la del suyo cuando por fin se conocieron en persona! Se hicieron amigos, cómplices, compañeros, con esa maravillosa simplicidad que tienen los niños para jugar y convertirse en mejores amigos para sie

DIARIO DE LA NUEVA NORMALIDAD - Vuelta al colegio

  Domingo, 14 de junio de 2020   Son las diez de la noche y no escucho el bullicio de mis hijos. Después de tres largos meses es la primera vez que se acuestan temprano. Mañana se reinician las clases presenciales en los colegios y tras haber estudiado a fondo los nuevos horarios, sé cuál hijo va en qué horario y qué días a pasar clases. No es como antes. Nada lo es. Caímos todos en el saco de lo raro, de lo insospechado. Dejaron de asistir el 17 de marzo y desde entonces han pasado exactamente 90 días. Fueron 9 semanas de homeschooling . Ni en los seis años y pico que me tocó ser profesora en el colegio de mis hijos en Bolivia habíamos pasado tanto “tiempo escolar” juntos. A veces nos veíamos en los recreos o a la hora de la salida, pero durante estos 90 días no solo nos vimos, también nos hablamos, nos reímos, nos enojamos, nos estresamos. Unas veces nos sentimos invadidos, otras aliviados. Nos volvimos a inventar como madre e hijos. Debería incluir a Zeus en este baile, porque é

Libros que laten - La hija de la española

Ana Rosa López Villegas   El primer libro que compré al volver a Alemania fue la novela de Karina Sainz Borgo, La hija de la española (Lumen, 2019). En el lento camino por recuperar los lugares y las personas que este país me había dejado marcados durante los primeros casi diez años que viví aquí, la librería Thalia de Karlsruhe guardaba para mí el mismo rinconcito de libros en español que solía frecuentar y que escudriñaba con voracidad en busca de lecturas que me acariciaran el alma con historias escritas en mi lengua materna. Así también llegó esta novela a mis manos. Cuando leí el título recordé que ya lo había visto antes en una publicación de periódico en mi Bolivia natal, quizá antes de octubre de 2019, cuando el caos social y la incertidumbre política todavía no formaban parte del cotidiano vivir de los ciudadanos de La Paz. Ironía de nombre para una ciudad que ni duerme ni deja dormir. “Enterramos a mi madre con sus cosas: el vestido azul, los zapatos negros sin cuñas y