Conmovida día a día por el milagro de vivir, abrir los ojos y extender en mi rostro una sonrisa; agradecer cada minuto inmenso y al mismo tiempo fugaz. Pensar, decir y sentir...
Es un fueguito lo que me arde en medio del alma, una luminosa llama en la que busco cobijo cuando me bañan las lágrimas. Un fueguito cada abrazo que recibo, cada caricia.
Me sumo dichosa a los eternos buscadores del amor, a los que no renuncian a la felicidad de una vida compartida, de aprendizajes y enseñanzas. Quiero poder mirarme en los ojos de mi pareja, perderme sin recato entre sus brazos, quedarme dormida en medio de sus susurros y acompañarlo siempre en los caminos inciertos que nos esconde a todos esta vida.
En vida,
Ana Rosa
Me mudo, regreso a mis raíces y en medio del caos en el que se ha convertido mi casa, encontré el pedazo de papel del que copié este texto. No le he cambiado ni una coma...
ResponderBorrarEstas palabras se las dedico a mi compañero, al que me acompaña siempre en los caminos inciertos que nos esconde a todos la vida.
Ana Rosa
Hermosa dedicatoria, Ana Rosa, me ha encantado leerte.
ResponderBorrarBesos
Hola María:
ResponderBorrarGracias por tu visita y tus palabras :)
Un abrazo,
Ana Rosa
Profundas palabras, hermosas palabras de amor.
ResponderBorrarEl Profesor
Gracias mi estimado Profesor!
ResponderBorrarSaludos,
Ana Rosa
Se nota que rebosa Vd. felicidad, y esta infectada por el bicho del amor, amén de gustarle vivir esa vida. Un saludo
ResponderBorrarReboso, Curro querido, reboso :)
ResponderBorrarUn abrazo,
Ana Rosa