Cuando luchamos para que las pequeñas y las grandes tristezas que nos acechan no se conviertan en un presente constante que nos nubla la mirada y nos achica el corazón, recurrimos usualmente a las lágrimas que no son otra cosa que tristezas en estado líquido que se expulsan por lo ojos. En otros casos nos construimos en el alma un cuartito secreto repleto de tristezas y al que acudimos a veces voluntariamente para sentirnos un poco solos y un poco vivos, porque las tristezas son manojos de sentimientos que en cierto momento nos permitieron hacernos un poco más humanos, un poco más sensibles y un poco más miedosos. Una tristeza no nos hace valientes, una tristeza nos insinúa con diplomacia lo débiles que podemos llegar a ser, lo vulnerable que se presenta nuestro corazón ante un hecho doloroso e irremediable como la muerte, lo implacable que es la realidad y lo desastrosos que pueden verse sus encantos cuando no llevamos puestos los cristales de la mentira. Cuando pienso en mis...
Definir LITERATURA se me hace difícil y sin embargo me arriesgo a ESCRIBIR y así me someto a la crítica y a la lectura. La letra late.
Un gran saludo a Oruro (de donde es mi madre) y que no visito años (por lo menos 5).
ResponderBorrarGracias, mi querido Asesino, gracias!
ResponderBorrarAna Rosa
Que bonito el faro y que bonitas palabras. NO entiendo eso de quirquincha, Un saludo Doña Ana.
ResponderBorrarHola Curro:
ResponderBorrarGracias por pasearte por aquí. Quirquincho es el animalito que lleva una caparazón y cuyo suelo natal es Oruro. A todos/as los/as nacidos/as allá nos llaman quirquinchos.
Un abrazo,
Ana Rosa
Es muy bello, Rosa, que se rinda homenaje a la tierra, como tú lo haces. Estés donde estuvieres.
ResponderBorrarTe dejo un beso enorme.
Humberto.
PS: felicitaciones, desde la última vez que estuve por aquí, tienes muchos más seguidores, eso indica que lo que haces vale... mucho.
Gracias Humberto, tú eres un ejemplo bloguero a seguir :)
ResponderBorrarUn abrazo,
Ana Rosa