Cuando entres, solo mira.
Primero observa, sin prisa.
Lo que veas, es realmente lo que tú ves.
No es lo que yo veo, porque somos distintos.
No sé qué te llamará la atención en principio.
En el librero frente a ti, el único,
están guardados en orden alfabético,
mis recuerdos.
Pero no te afanes con ellos.
Cambian, todo el tiempo.
A veces se ordenan de acuerdo con las personas,
otras veces son los acontecimientos,
los olores,
el sonido de las palabras
o la intensidad de los dolores que abarcan
lo que hace que se transformen.
El catálogo es amplio.
Mi librero también.
En las gavetas del escritorio,
ése que ves al lado del librero,
allí están mis miedos.
Sé que te atreverás con ellos.
Claro, no son tuyos, te son ajenos.
¿Que no hay ventanas?
Oh, sí que las hay.
Tú mismo puedes convertirte en una.
Si quieres puedes ser una puerta,
una escotilla
o un inmundo agujero de alcantarilla.
En todo caso siempre encontrarás una salida.
Y cuando salgas, por favor, cierra tu puerta.
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Consigna: Para la consigna de hoy, el poeta argentino Tomás Rosner nos lee un poema del libro Poeta chileno, de Alejandro Zambra, y propone escribir un nuevo poema a partir del eco de lo recién escuchado.
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