¿Qué sería lo primero que pensaría si me invitaran a hablar de Historia? Que me sabe a pudín de menta y chocolate, porque la menta me abre las vías respiratorias hasta el mismísimo cielo y el chocolate me envicia sin control alguno. ¡Ay, suspiro! La Historia me seduce, me amedrenta, me enamora, me maltrata… y no tengo más remedio que reconocer el poderío de su existencia. La historia de los últimos nueve años de mi país la he tenido que vivir de bien lejos, devorando noticias que aparecen a borbotones en la Web, llamando por teléfono a mi madre para corroborar datos, verificar fechas, almacenar hechos. Eso de que ojos que no ven, corazón que no siente es una pamplina mayúscula cuando se trata de historia. No puedo sino concederle a mis compatriotas que están en la Patria, la ventaja de la ubicuidad: ell@s están allá, yo estoy aquí, pero soy tan boliviana como ell@s y desde donde estoy lo proclamo. Me niego a resumir la historia de mi país en un par de líneas, sería impuro; pero me ...
Definir LITERATURA se me hace difícil y sin embargo me arriesgo a ESCRIBIR y así me someto a la crítica y a la lectura. La letra late.